Pues sí, creo que tengo insomnio. No sé si es por la ruptura o el estres de entregar el dossier. Pero estoy rota.
Cuando se fue, como no tenía casa, le guardé una maceta. Ahora me he enterado que lo volvieron de llamar del curro por el que se vino a Barcelona y estará una temporada fuera. Y me di cuenta de que no soportaba la idea de tener esa planta pendiente con él durante tres o cuatro meses. Para mí era como un recordatorio, un no terminar de cerrar la puerta.
Ayer la llevé a casa de una amiga común que le avisará para que pase a buscarla cuando quiera.
Y me siento triste, porque ya no me quedan más amarras que cortar. Hoy tuve ganas de escribirle sólo para decirle que lo echo de menos. Pero sé que es una estupidez.
Me entristece haber acabado así, sin saber nada el uno del otro. Pero soy consciente que la otra alternativa me habría vuelto loca. Y no quiero sufrir más de lo necesario.
martes, 15 de diciembre de 2009
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