Hablé con mi analista lo de los sueños, parece que no renuncié a mi ex, esa parece ser la clave.
T. vino en Semana Santa, su ex, con la cual tuve mal rollo mucho antes de conocer a T., celebraba su cumpleaños y yo fui incluída en la invitación.
De repente era como una presentación oficial. Ella y yo fuimos infinitamente civilizadas. T. pululaba de un lado a otro, pero manteniendo la distancia, esporádicamente se sentaba a mi lado. Por supuesto, yo prefiero que se divierta a que se agobie pendiente de mí. Yo lo pasé bien, me reí mucho. Pero...
Pero era consciente que no me sentía la pareja de T., me sentía la pareja de mi ex. No sé como explicarlo mejor, pero así fue.
Supongo que fue mi primera relación con perspectivas, incluso aunque yo no fuera consciente hasta después de rota. Yo esperaba una serie de cosas del futuro, teníamos planes a corto plazo, planes sin formular a largo plazo. Y cuando todo pasó, de repente (él lo describió como un ciclón), yo me quedé descolocada. Me fui un fin de semana, y al volver la semana siguiente no transcurrió ni remotamente parecida a como yo esperaba. Me quedé fuera de juego. El tiempo se detuvo en ese día, como si se hubiese bifurcado un universo paralelo, donde la vida seguía por sus cauces normales y yo me hubiese quedado en el camino equivocado. Lo peor es que la sensación, después de un año y medio, no termina de desaparecer. Creo que está mitigada, creo que Bruno ayuda mucho y creo que me molesta que para deshacerme de ella tenga que recurrir a él. Pero así parece que funciono.
La buena noticia: Volví a soñar con mi ex, pero esta vez él nos veía pasar, a T. y a mí como pareja. Y yo pensaba: bueno, tendrá que aconstumbrarse.
T. ha dejado de querer esconder lo nuestro, incluso cuando le llamaron sus padres les dijo que estaba conmigo, la amiga que le había guardado el gato. Sé que no es mucho, pero soy consciente de que es una forma de introducirme.
martes, 21 de abril de 2009
lunes, 6 de abril de 2009
Bola de nieve
Cada vez la historia con T. parece ir a más, como una bola de nieve deslizándose pendiente abajo. Por fin encontró apartamento y siento que es algo importante para él que está compartiendo conmigo, aunque sea en la distancia. Ayer me decía en un mensaje que le gustaría que estuviera allí, y lo cierto es que en ese momento yo deseaba estar allí, en la primera noche en su nueva casa.
A veces me asusta, porque me pregunto en qué momento la bola chocará contra un muro y se hará pedazos, porque parece que coge velocidad. No sé hasta qué punto es real la dimensión que está tomando todo esto, ¿no lo estará hinchando la distancia? ¿Es para tanto? lo malo es que sólo tengo ganas de estar con él, parece que todo lo demás es un poco menos importante. Supongo que eso no es muy correcto, pero mentiría si lo negara.
Por otra parte ya van dos veces que sueño con mi ex. De repente vuelve, como si hubiese estado de viaje, como si nada hubiese ocurrido. Está en mi casa, no sé si es alguno de los pisos que compartimos o es el mío de ahora. Yo no sé como deshacer el lío y decirle que yo en realidad estoy con T. La última vez que lo soñé él me decía que ya había hablado con T. y que no le importaba, que era un detalle por su parte habérselo contado. Ellos dos se conocen en la realidad. Me desperté porque estaba muy agobiada intentando evitar acostarme con él. Justo cuando iba a abrir el cajón de la mesilla e iba a ver la caja de condones, iba a tener que explicar que es la caja que comparto con T.
Cuando mi ex se llevó a aquella chica a mi cama, a mis sábanas, utilizó la caja de condones que yo misma había comprado. Me parece el colmo del mal gusto. Con mi gata en el piso, mi cepillo de dientes en el baño y mi pijama doblado bajo la almohada.
Al entrar en el blog familiar vi en el registro que mi ex había estado husmeando. Supongo que es porque cerré mi perfil de facebook para los amigos de mis amigos...
Me confunde acordarme de él, no sé si es porque lo estoy relevando y da los últimos coletazos. Pero tengo ganas de que llegue ese día en que simplemente no sienta nada, ni pena, ni odio, ni tristeza, ni nostalgia, simplemente la nada.
A veces me asusta, porque me pregunto en qué momento la bola chocará contra un muro y se hará pedazos, porque parece que coge velocidad. No sé hasta qué punto es real la dimensión que está tomando todo esto, ¿no lo estará hinchando la distancia? ¿Es para tanto? lo malo es que sólo tengo ganas de estar con él, parece que todo lo demás es un poco menos importante. Supongo que eso no es muy correcto, pero mentiría si lo negara.
Por otra parte ya van dos veces que sueño con mi ex. De repente vuelve, como si hubiese estado de viaje, como si nada hubiese ocurrido. Está en mi casa, no sé si es alguno de los pisos que compartimos o es el mío de ahora. Yo no sé como deshacer el lío y decirle que yo en realidad estoy con T. La última vez que lo soñé él me decía que ya había hablado con T. y que no le importaba, que era un detalle por su parte habérselo contado. Ellos dos se conocen en la realidad. Me desperté porque estaba muy agobiada intentando evitar acostarme con él. Justo cuando iba a abrir el cajón de la mesilla e iba a ver la caja de condones, iba a tener que explicar que es la caja que comparto con T.
Cuando mi ex se llevó a aquella chica a mi cama, a mis sábanas, utilizó la caja de condones que yo misma había comprado. Me parece el colmo del mal gusto. Con mi gata en el piso, mi cepillo de dientes en el baño y mi pijama doblado bajo la almohada.
Al entrar en el blog familiar vi en el registro que mi ex había estado husmeando. Supongo que es porque cerré mi perfil de facebook para los amigos de mis amigos...
Me confunde acordarme de él, no sé si es porque lo estoy relevando y da los últimos coletazos. Pero tengo ganas de que llegue ese día en que simplemente no sienta nada, ni pena, ni odio, ni tristeza, ni nostalgia, simplemente la nada.
jueves, 2 de abril de 2009
Un gato es más que un cepillo de dientes...
Me rompí un dedo del pie. Caminaba llena de ira hacia la habitación. Yo entré y mi meñique se quedó fuera. Y yo me quedé fuera del corto, después de un mes de preproducción.
Hoy me pasé por allí y tuve que contenerme para no intervenir. Al volver a casa parecía que lo hiciese de la guerra, con las muletas y un infinito cansancio.
Le estoy guardando el gato a T. mientra encuentra piso donde instalarse. El otro día, hablando de otra cosa, me dijo que él siempre se ilusionaba mucho con todo y que luego se daba la gran hostia. Que por ese motivo intentaba frenarse cuando se entusiasmaba. Creo que estábamos hablando de trabajo, pero me dejó atónita. ¿Era consciente de que se puede aplicar a eso nuestro que no sé si es algo o no? es tonto fingir que no sé, algo es, claro.
Me daba mucho miedo decirle que le quería, se lo dije de una forma muy torpe. Él no me respondió, pero lo cierto es que ahora hablamos cada día. Una de las cosas que me molestaba, antes de su corta estancia aquí, es que a veces pasaban hasta 4 y 5 días sin saber de él. Supongo que yo no ponía mucho de mi parte, porque me quedaba esperando a que me llamara. Me sentía dejada y si tú no me llamas yo menos. De alguna milagrosa manera ha dejado de sucederme. Si me apetece le llamo y he dejado de preguntarme si no seré una pesada o si lo estaré agobiando. De repente he superado esa fase. He dejado de sufrir.
Me han dicho que esto sí que era ir en serio, que dejar un gato en casa del otro es mucho más que un cepillo de dientes.
Hoy me pasé por allí y tuve que contenerme para no intervenir. Al volver a casa parecía que lo hiciese de la guerra, con las muletas y un infinito cansancio.
Le estoy guardando el gato a T. mientra encuentra piso donde instalarse. El otro día, hablando de otra cosa, me dijo que él siempre se ilusionaba mucho con todo y que luego se daba la gran hostia. Que por ese motivo intentaba frenarse cuando se entusiasmaba. Creo que estábamos hablando de trabajo, pero me dejó atónita. ¿Era consciente de que se puede aplicar a eso nuestro que no sé si es algo o no? es tonto fingir que no sé, algo es, claro.
Me daba mucho miedo decirle que le quería, se lo dije de una forma muy torpe. Él no me respondió, pero lo cierto es que ahora hablamos cada día. Una de las cosas que me molestaba, antes de su corta estancia aquí, es que a veces pasaban hasta 4 y 5 días sin saber de él. Supongo que yo no ponía mucho de mi parte, porque me quedaba esperando a que me llamara. Me sentía dejada y si tú no me llamas yo menos. De alguna milagrosa manera ha dejado de sucederme. Si me apetece le llamo y he dejado de preguntarme si no seré una pesada o si lo estaré agobiando. De repente he superado esa fase. He dejado de sufrir.
Me han dicho que esto sí que era ir en serio, que dejar un gato en casa del otro es mucho más que un cepillo de dientes.
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