Después de romper con mi ex, peregriné por varios pisos hasta encontrar un lugar para mí. Tengo que decir que el sitio está muy bien, que he mejorado (obviando que tengo que compartir).
En uno de ellos estuve tres meses y tuve a T. como compañero de piso. Cuando llegué allí yo estaba literalmente hundida. Nos fuimos haciendo amigos, así sin prisa, poco a poco. Nos contábamos nuestros ligues, veíamos la tv después de cenar. Compartíamos dulces en los momentos de hipoglucemia...
Un par de meses después de que dejara el piso, era verano, quedamos una Sábado y simplemente sucedió. Acabamos en su casa (antigua casa mía) de nuevo compartiendo dulces y petas frente al televisor a las 10 de la mañana. Creo que no fue hasta un par de horas más tarde que acabamos liándonos. Y tuve que tomar la iniciativa, además. Hicimos un intensivo y no volví a mi casa hasta la tarde del Martes. De locura, con desmayos por inanición por mi parte incluídos.
La cosa fue evolucionando bien rara y unas semanas después se fue de la ciudad para un par de meses. Yo insití en cortar contacto, en cada cual su vida. Pero él llamaba y llamaba. Y así lo que iban a ser 2 meses se convirtieron en 6 meses (medio año!) de relación telefónica. Con un intensivo una vez al mes.
El Viernes vuelve a la ciudad. No sabe si será por un mes o algo más. Y yo, optimista por naturaleza, creo que en breve volverá a marcharse y habrá que tomar una determinación. Y que como siempre no habrá perdices ni felices.
lunes, 2 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario