martes, 15 de diciembre de 2009

Insomnio

Pues sí, creo que tengo insomnio. No sé si es por la ruptura o el estres de entregar el dossier. Pero estoy rota.
Cuando se fue, como no tenía casa, le guardé una maceta. Ahora me he enterado que lo volvieron de llamar del curro por el que se vino a Barcelona y estará una temporada fuera. Y me di cuenta de que no soportaba la idea de tener esa planta pendiente con él durante tres o cuatro meses. Para mí era como un recordatorio, un no terminar de cerrar la puerta.
Ayer la llevé a casa de una amiga común que le avisará para que pase a buscarla cuando quiera.
Y me siento triste, porque ya no me quedan más amarras que cortar. Hoy tuve ganas de escribirle sólo para decirle que lo echo de menos. Pero sé que es una estupidez.
Me entristece haber acabado así, sin saber nada el uno del otro. Pero soy consciente que la otra alternativa me habría vuelto loca. Y no quiero sufrir más de lo necesario.

domingo, 13 de diciembre de 2009

FESTIVAL

Un videoclip en el que trabajé este verano ganó un festival. Así que allá que nos fuimos a celebrarlo. Nos emborrachamos y... no sé ni cómo me lié con uno del equipo, que tiene novia. Lo único bueno que puede decir que ante la ausencia de métodos anticonceptivos, la cosa no pasó a mayores.
En realidad sí que sé porque, necesitaba un poco de cariño, fue este, pero podría haber sido otro. Me lo dieron y me siento un poco mejor. Lo siento por la novia, porque además parece una chica maja. Espero que no se entere...

Yo me siento un poco más fuerte y poco a poco empieza a cuajar la idea de que quizás es verdad que puedo atraer a los hombres. Vi a un par de amigas de la Universidad y hablando de gente del pasado me salían ex-novios todo el tiempo. Una de ellas me dijo: ¿cuál? pero cuál ex-novio, hija es que tienes tantos.
Entonces me di cuenta de que era cierto, que tengo muchos más que cualquiera de ellas. Me pareció curioso. Pero lo peor es que con cada ruptura he sufrido barbaridad. Tal vez debería pensarlo bien la próxima vez...

martes, 8 de diciembre de 2009

Soñar

Me paso las noches soñando y me levanto afectada. El Domingo soñé con él. Y desde entonces se implantó en mi cerebro. Está mañana al despertar me di cuenta de que no quiero tener la culpa, de que no quiero tener la culpa y que me gustaría haber significado algo para él.
Si lo analizo su comportamiento fue más o menos igual, y al margen de decirme que me quería y de instalarse dos meses en mi casa, él nunca se definió. Supongo que sólo yo cambié, después de un año necesitaba saber si éramos una pareja. Tuve mi respuesta: NO
Afortunadamente el tiempo va pasando y cada día está más cerca el momento en que habré asumido la pérdida al 100%. Tiempo al tiempo.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Al final, la vida sigue igual...

Después de 3 días despertándome con pesadillas, vuelvo a dormir bien.
Al escribir un mail y verbalizar, me di cuenta de que mis ganas de morirme del último mes reflejaban mi deseo de huir de mi vida, pero en realidad no quiero huir de la vida. Me di cuenta de que era la salida fácil. Desde entonces no visualizo las venas de mi muñeca. Esto ocurre hace sólo un par de días, pero es un descanso. Comenzaba a asustarme pensando que era una loca suicida. Ahora ya sé que no.
Empecé a quedar con un amigo para ir a trabajar en una biblioteca y en 3 días tengo la estructura del guión, la escaleta casi hecha y un par de página guionizadas. Quizás tenga facilidad, cuesta esfuerzo, pero me gusta y me siento mejor. Creo que por fin me decidí a apostar por mí.

Con T. la historia simplemente se desvaneció. Nos vimos una vez que vino a buscar unas cuantas cosas y cruzamos un mail. Le dije lo que esperaba de una relación y que entendía que él no podía dármelo. Me dio la razón y me ofreció su amistad, que es lo único que me puede dar.
No le pedía sus apellidos ni que me retirara. Tan sólo le decía que quería a alguien que estuviera allí, que compartiera sus problemas conmigo, que me cuidase y a quién cuidar. Hacer equipo aunque sólo fuera para un ratito, no para siempre.
Supongo que me resulta difícil de entender que alguien pase más de un año conmigo, que diga que me quiera, que se plantee la posibilidad de vivir juntos y que sin embargo sólo pueda ofrecerme amistad...
Él estaba empeñado en que siguiéramos hablando y fuéramos amigos. He sido tajante y las 3 veces que hemos hablado le he tenido que decir que no. Es duro, pero es lo mejor para mí, sin duda.

Creo que empiezo a permitirme asumir que lo echo de menos. Así que sigo esperando que pase tiempo y olvidarlo.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Hoy soñé que estaba con T. y él me trataba fatal, llegó creo que a la categoría de pesadilla.
Ayer le escribí, no sé si hice bien, pero mis máximas fueron: no reproches y no disculpas.
El Domingo le dejé una nota escueta: se había dejado el comedero del gato. Él me dijo que hiciera lo que quisiera, que me lo quedara o si no lo tirara, pero que si no me molestaba mucho en un par de días pasaba a buscarlo. Primero le respondí con un ok. Pero después procesando, me di cuenta de que no quiero mal rollo, y así se lo dije ayer en el mail. Ni mal rollo, ni tragedia. Nuestra historia sólo ha sido un enorme malentendido. Yo pensé que íbamos en una dirección cuando en realidad ni siquiera nos movíamos.

Creo que lo que más me ayuda es saber que la historia está acabadísima y asumirlo (dentro de mis límites). Es como haber descubierto la fórmula mágica: cuando más he sufrido es cuando no he querido aceptar la realidad y me he aferrado como una garrapata a la idea de que las cosas se podían arreglar. Él no va a disculparse ni a cambiar y yo no puedo aceptar otra cosa.

A veces me siento feliz, entonces me quedo toda extrañada y esperando que me de el bajonazo.

martes, 10 de noviembre de 2009

4 días

Fueron 4 días desde que hablé con él. En ellos se dió cuenta de que la historia no tenía futuro.
La verdad es que apenas le dejé hablar, tenía mucho de lo que quejarme. Como siempre apenas sin reacción por su parte, el adiós más frío de mi vida.
Duele, pero sé que es un camino que tengo que recorrer. La verdad que fue muy afortunada, un Domigo por la mañana me di cuenta que la hostoria no tenía futuro y esa misma noche se acabó.
Ni siquiera sé qué es lo que hecho de menos...

viernes, 30 de octubre de 2009

Toca dejar de pensar

Hablé con T.
Todo va de mal en peor. Me estrello una y otra vez con su barrera de "no-sé"
Mi status ha ido cayendo en picado y ni siquiera sé como ha pasado esto. He hablado con mi compañero de piso, dijo que él había sido testigo y que era todo muy raro.

Ayer, en medio de toda la fiebre, me di cuenta de que el problema es que no se comporta como si fuera mi pareja. Lo hablé con él: tiene la sensación de no haber cambiado su comportamiento, así que debo ser yo que ahora pido más.

Vino por la noche y se quedó a dormir, por la mañana se ha ido a su casa. Ha vuelto a mediodía, ha hecho la comida, me ha cuidado. Se ha quedado dormido y se ha marchado a su casa. Tres horas más tarde me ha llamado, su casa se ha incendiado. No le queda nada. Al llegar se ha encontrado con los bomberos. El calentador parece haber provocado el fuego.
En esas tres horas ha llamado a sus padres, a sus amigos y por último me ha llamado a mí. Que necesitaba estar solo, que no me lo tomara a mal. Se iba a casa de unos amigos que estaban fuera. Que me llamaría...

Tengo que respetarlo, obvio. Sólo tengo que conseguir no esperarlo, dejar de esperarlo para siempre. Dejar de esperar a que me llame, que me cuente, que se acuerde de que existo. Porque sí, al final acaba acordándose, pero esos 2 ó 3 días de retraso yo los paso sufriendo. Y no, no puedo ni quiero seguir así.

Triste, pero desde ayer trato de asimilarlo. Le dije que probablemente era culpa mía, por pensar que la historia era algo que no era. Nunca niega ni asiente. Es cuestión de dejar de quererle y saber que sólo es una persona con la que tener sexo de vez en cuando. No es lo que yo quiero, así que supongo que tarde o temprano acabaré por dejarlo y entonces seré yo la mala. Eso si no descubro antes alguna infidelidad. Creo que a estas alturas espero cualquier cosa.

Toca dejar de pensar, toca dejar de sufrir.

domingo, 25 de octubre de 2009

Creo que me desgasto.

Han pasado unas cuantas cosas, pero al final sigo parecido.
Resumiendo T. lleva más de 2 meses viviendo en mi casa. Hace casi un mes encontró un pisito aquí cerca, pero tenía que pintarlo y demás. Y los días van pasando, no tengo ganas de que se vaya, pero me molesta estar en provisional tanto tiempo.
Consiguió trabajo aquí, dejó Madrid y al final la cosa ha salido un poco rana.

En general estamos bien, pero sigo con mi incapacidad para aclarar en qué punto estamos. Sí, llevamos dos meses viviendo juntos y yo no tengo claro si es mi pareja o qué. Supongo que esto no lo puedo alargar hasta el infinito, algún día tendré que preguntar.

Cómo no sé si somos novios o qué, tampoco me siento en la posición de poder exigir o preguntar. Pero no nos engañemos, nunca me siento con el derecho de exigir, ahí andamos...
Y me invade la tristeza, porque siento que no me aprecia, sé que soy estúpida por no reclamar lo que merezco, pero me pongo mustia, así sin más. Necesito ciertas atenciones para no sentirme descuidada y últimamente no las estoy recibiendo. Entonces me dan ganas de mandarlo todo al infierno.

Los hechos: compagino mi trabajo remunerado con trabajillos mal pagados pero que me hacen sentir que hay futuro en la profesión. No tengo mucho tiempo libre, me esfuerzo por encontrar los momentos para estar con T. Él, en cambio, está en el paro, dispone de muuuucho tiempo.
El fin de semana pasado se fue al campo. Yo no fui por escasez de fondos y un tema de trabajo que surgió después. El Viernes por la noche hablamos y me come la cabeza. Yo busco la forma de llegar, aunque sea sólo un día. Pero no encuentro horarios para el Sábado, busco para el Domingo a primera hora, pero llegado el momento no consigo comunicarme con él. Me quedo en casa frustrada. Hablamos y resolvemos el malentendido. Él cae con un catarro, lo cuido y se pasa dos días en cama. El Jueves está recuperado, una amiga le invita a un estreno, yo tengo invitaciones pero me quedo en casa porque no sólo no estoy parada, ando de pluriempleo.
A la mañana siguiente no ha aparecido. A mediodía recibo un mensaje en el curro diculpándose. Hablamos más tarde y me entero de que su familia le mete presión para que en vez de ir el Sábado se vaya el Viernes. Solución: me invita a cenar y lo acompaño a la estación. Sábado noche lo llamo, no nos engañemos, sin mucho entusiasmo. Y ya... no sé nada más de él.

Tal vez si tuviera más claro dónde estoy no me sentaría tan mal, pero me siento bastante abandonada, la verdad. No sé si debería enfadarme, sólo me lleno de tristeza y de ganas de dejarlo estar. Tengo la sensación de que no me cuenta nada, me voy enterando de sus planes por casualidad, por fragmentos de conversación con sus amigos. Sospecho que este no es el tipo de relación que necesito, pero tampoco tengo ganas de seguir probando más cosas. Creo que me desgasto.

martes, 2 de junio de 2009

Maldito facebook que alimenta la curiosidad malsana.

Hoy vi una foto de mi ex con otra y creo que me afectó.
Un festival de música, dos chicas de su círculo. Me doy el gusto de no saludarlas (ellas siempre fingieron no acordarse de mí en esos 3 años y medio). Llaman a una de ellas por teléfono y yo tengo un flash: está hablando con mi ex. Cuando cuelga le dice a la amiga que tiene que salir porque él, mi ex, la está esperando fuera. Maldita intuición femenina.
Primero me puse nerviosa sólo de imaginar encontrarme con ellos. Pero después me olvidé. Al día siguiente recordé las miradas entre ellas, me di cuenta de que las reconocía. A mí me hacía lo mismo cada vez que estaba con alguien que no era él. Demanda atención como un niño pequeño, un pequeño hijo único que llegó a reconocer que tenía celos de mi gata...
Sentí lástima por la chica. Recordé que, cuando aún estábamos juntos, yo le dije: "a esa chica le gustas". Él se sorprendió y me dijo que era muy fea, lo cuál es más o menos cierto. Pero la necesidad hace extraños compañeros de viaje.
Sin embargo hoy vi fotos de una amiga suya y las miré, supongo que buscando esa foto. Afortunadamente no están en actitud cariñosa.
Y de alguna manera me afecta y no me gusta.

sábado, 16 de mayo de 2009

Hoy me voy a quejar

Sí, porque a veces me siento un poco Oliver Twist.
Porque supendí el examen de conducir, tengo que conseguir dinero para volver intentarlo y pagar la deuda que contraje para examinarme.
Porque la guarra de mi nevera decidió dejar de funcionar justamente ahora (necesito maaaás dinero).
Porque no paro de hacer horas extras y el dinero nunca alcanza. Pero lo que es peor, no termino ningún guión, con lo cual nunca cambiaré de trabajo y nunca alcanzará el dinero.
Porque después de 3 meses de bartolinitis recurrentes me rompí un pie, continué con una operación de marsupialización de la bartolinitis y cuando empezaba a andar con normalidad sobrevino un catarro que ya va para 15 días.
Porque hace 3 días que no hablo con él y de nuevo me asaltan las dudas... ¿soy su plan B? se que tenía fiesta para todo el fin de semana, así que "no me necesita".
Aquí estoy, intentando controlar mi paranoia, porque:
1. ayer me mando un mensaje (donde me pedía que fuera, una forma de decir ojalá estuvieras aquí)
2. hoy tenía una llamada perdida suya (intento no pensar que en realidad se le disparó el teléfono, no sería la primera vez)
3. la semana pasada cuando fui a verlo todo fue bonito.
4. se supone que esta es mi neurosis...

domingo, 3 de mayo de 2009

Subjetividad

Mi primo iba a venir ayer, hoy regresaría con él y visitaríamos a su madre.
Pero... su madre vino y por la mañana se han ido a una reunión budista. Así que me quedé sin playa, sin cervezas nocturnas...
Pero tuve otras experiencias. Tengo la sensación de que mi tía hace de la subjetividad un arte. Justifica el abandono de la familia por parte de mi abuelo de mil maneras posibles. Persiste en su matrimonio con una actitud que sólo ella puede entender. Yo, desde luego, no lo entiendo. La oigo hablar y sólo puedo maravillarme de como cada cuál adaptamos nuestra percepción de las cosas a nosotros mismos. Me hace cuestionarme hasta que punto no hago yo lo mismo. Es obvio que estamos cargados de subjetividad, pero me gusta pensar que soy objetiva... y al ver esto, oh oh, me cuestiono que tal vez no lo sea.

En el último mes me rompí un dedo del pie y me operaron. Todo esto ha hecho que mi movilidad se haya reducido muuuucho. La semana pasada cuando fui a análisis el ascensor no funcionaba. Es una sexta planta y hacía tan sólo 2 días que me habían operado. Me parecía imposible, después del esfuerzo de llegar hasta allí, quedarme en las puertas. Finalmente un operario me recogió y me subió con el ascensor. Pero yo estaba angustiada y lloré. La reacción fue exagerada, yo no sabía porqué era tal.
Y no fue hasta el día siguiente que me di cuenta de que justo antes de ir había hablado con mi madre, quien me dijo, por dos veces, que a veces tenía ganas de suicidarse.
Yo, simplemente, había eliminado la información. Si eso no es subjetividad...

Me imagino que todos utilizamos en mayor o menos medida la subjetividad para justificarnos ante nosotros mismos. En la última sesión con mi analista se apuntaba la posilidad de que dado que mi madre no triunfa, dado que me inocula culpa, yo no puedo permitirme a mi misma triunfar porfesionalmente, en la pareja...
A veces todo me parece muy retorcido, pero lo cierto es que, en vez de estar trabajando en lo mío, empleo cantidades industriales de tiempo en un blog en el que pretendo que mi madre venda sus bordados, de momento con las camisetas. La cuestión es que ella no ha movido un dedo por el proyecto, está dispuesta a asumir sus beneficios, pero no hace nada, lo deja en mis manos. Pero mi objetivo vital no es vender camisetas en internet. No estuve 4 años en una escuela de cine para eso. Sin embargo, de alguna retorcida manera, sentí que si hacía esto por ella, si la cosa se ponía en marcha y le ayudaba a "triunfar", yo podría estar tranquila y centrarme en sacar mi carrera hacia delante.
Como ya he dicho, todo suena terriblemente retorcido, ¿o debería decir subjetivo?

martes, 21 de abril de 2009

Siguen los sueños

Hablé con mi analista lo de los sueños, parece que no renuncié a mi ex, esa parece ser la clave.
T. vino en Semana Santa, su ex, con la cual tuve mal rollo mucho antes de conocer a T., celebraba su cumpleaños y yo fui incluída en la invitación.
De repente era como una presentación oficial. Ella y yo fuimos infinitamente civilizadas. T. pululaba de un lado a otro, pero manteniendo la distancia, esporádicamente se sentaba a mi lado. Por supuesto, yo prefiero que se divierta a que se agobie pendiente de mí. Yo lo pasé bien, me reí mucho. Pero...
Pero era consciente que no me sentía la pareja de T., me sentía la pareja de mi ex. No sé como explicarlo mejor, pero así fue.

Supongo que fue mi primera relación con perspectivas, incluso aunque yo no fuera consciente hasta después de rota. Yo esperaba una serie de cosas del futuro, teníamos planes a corto plazo, planes sin formular a largo plazo. Y cuando todo pasó, de repente (él lo describió como un ciclón), yo me quedé descolocada. Me fui un fin de semana, y al volver la semana siguiente no transcurrió ni remotamente parecida a como yo esperaba. Me quedé fuera de juego. El tiempo se detuvo en ese día, como si se hubiese bifurcado un universo paralelo, donde la vida seguía por sus cauces normales y yo me hubiese quedado en el camino equivocado. Lo peor es que la sensación, después de un año y medio, no termina de desaparecer. Creo que está mitigada, creo que Bruno ayuda mucho y creo que me molesta que para deshacerme de ella tenga que recurrir a él. Pero así parece que funciono.

La buena noticia: Volví a soñar con mi ex, pero esta vez él nos veía pasar, a T. y a mí como pareja. Y yo pensaba: bueno, tendrá que aconstumbrarse.
T. ha dejado de querer esconder lo nuestro, incluso cuando le llamaron sus padres les dijo que estaba conmigo, la amiga que le había guardado el gato. Sé que no es mucho, pero soy consciente de que es una forma de introducirme.

lunes, 6 de abril de 2009

Bola de nieve

Cada vez la historia con T. parece ir a más, como una bola de nieve deslizándose pendiente abajo. Por fin encontró apartamento y siento que es algo importante para él que está compartiendo conmigo, aunque sea en la distancia. Ayer me decía en un mensaje que le gustaría que estuviera allí, y lo cierto es que en ese momento yo deseaba estar allí, en la primera noche en su nueva casa.
A veces me asusta, porque me pregunto en qué momento la bola chocará contra un muro y se hará pedazos, porque parece que coge velocidad. No sé hasta qué punto es real la dimensión que está tomando todo esto, ¿no lo estará hinchando la distancia? ¿Es para tanto? lo malo es que sólo tengo ganas de estar con él, parece que todo lo demás es un poco menos importante. Supongo que eso no es muy correcto, pero mentiría si lo negara.

Por otra parte ya van dos veces que sueño con mi ex. De repente vuelve, como si hubiese estado de viaje, como si nada hubiese ocurrido. Está en mi casa, no sé si es alguno de los pisos que compartimos o es el mío de ahora. Yo no sé como deshacer el lío y decirle que yo en realidad estoy con T. La última vez que lo soñé él me decía que ya había hablado con T. y que no le importaba, que era un detalle por su parte habérselo contado. Ellos dos se conocen en la realidad. Me desperté porque estaba muy agobiada intentando evitar acostarme con él. Justo cuando iba a abrir el cajón de la mesilla e iba a ver la caja de condones, iba a tener que explicar que es la caja que comparto con T.

Cuando mi ex se llevó a aquella chica a mi cama, a mis sábanas, utilizó la caja de condones que yo misma había comprado. Me parece el colmo del mal gusto. Con mi gata en el piso, mi cepillo de dientes en el baño y mi pijama doblado bajo la almohada.

Al entrar en el blog familiar vi en el registro que mi ex había estado husmeando. Supongo que es porque cerré mi perfil de facebook para los amigos de mis amigos...

Me confunde acordarme de él, no sé si es porque lo estoy relevando y da los últimos coletazos. Pero tengo ganas de que llegue ese día en que simplemente no sienta nada, ni pena, ni odio, ni tristeza, ni nostalgia, simplemente la nada.

jueves, 2 de abril de 2009

Un gato es más que un cepillo de dientes...

Me rompí un dedo del pie. Caminaba llena de ira hacia la habitación. Yo entré y mi meñique se quedó fuera. Y yo me quedé fuera del corto, después de un mes de preproducción.
Hoy me pasé por allí y tuve que contenerme para no intervenir. Al volver a casa parecía que lo hiciese de la guerra, con las muletas y un infinito cansancio.

Le estoy guardando el gato a T. mientra encuentra piso donde instalarse. El otro día, hablando de otra cosa, me dijo que él siempre se ilusionaba mucho con todo y que luego se daba la gran hostia. Que por ese motivo intentaba frenarse cuando se entusiasmaba. Creo que estábamos hablando de trabajo, pero me dejó atónita. ¿Era consciente de que se puede aplicar a eso nuestro que no sé si es algo o no? es tonto fingir que no sé, algo es, claro.

Me daba mucho miedo decirle que le quería, se lo dije de una forma muy torpe. Él no me respondió, pero lo cierto es que ahora hablamos cada día. Una de las cosas que me molestaba, antes de su corta estancia aquí, es que a veces pasaban hasta 4 y 5 días sin saber de él. Supongo que yo no ponía mucho de mi parte, porque me quedaba esperando a que me llamara. Me sentía dejada y si tú no me llamas yo menos. De alguna milagrosa manera ha dejado de sucederme. Si me apetece le llamo y he dejado de preguntarme si no seré una pesada o si lo estaré agobiando. De repente he superado esa fase. He dejado de sufrir.
Me han dicho que esto sí que era ir en serio, que dejar un gato en casa del otro es mucho más que un cepillo de dientes.

lunes, 23 de marzo de 2009

Y otra vez se va

Aquel día T. me llamó y me trajo la cena: sushi. Compró fresas, hizo un batido e hizo un amago de hacer un helado. Todo porque 3 tardes yo le había propuesto tomar un helado aprovechando los primeros calores primaverales.
Y... tuvimos la conversación. El mismo día que supimos que se volvía a ir. Le pregunté sobre sus intenciones, algo así como que me declaré y le dije que le quería, un poco.
Para él nos estamos empezando a conocer y le gusto. No voy a sacar nada más, parece.
Sin embargo, creo que me he relajado, más o menos.
De repente me he dado cuenta de que soy yo la que se pone en una posición pasiva, algo así como: apta para ser dejada. Como si las cosas no las pudiera decidir yo, como si estuviera siempre a merced de la pareja de turno.
Cuando tenía veintitantos casi siempre era elegida, me limitaba a escoger entre los que me elegían. Bailaba con los ojos cerrados, cuando los abría había alguien que me miraba, así de sencillo.

Tal vez algo esté cambiando... el Sábado cenaba con mis compañeras menopaúsicas. Dijo que me llamaría. Yo llegué a casa a las tres. T. no me llamó. Y en vez de pensar que pasaba de mí, pensé que bueno, que yo tampoco iba a llamarlo. Porque no eran horas, pero sobretodo porque lo que realmente me apetecía era irme a dormir.
Cuando al día siguiente se disculpó por que se le pasó la hora y no se dió cuenta, dije que no pasaba nada, y esta vez era de verdad.

martes, 17 de marzo de 2009

Una decisión

T. parece interesado en quedar conmigo, pero es sólo de palabra. Sus actos van en dirección opuesta.
Ayer me preguntó a qué hora salía, le dije que terminaba a las siete. Quedamos en que le llamaba a la salida. Y cuando lo llamo dice que está en una casa okupa en el extrarradio y que no sabe para cuánto rato tiene. Me pregunta que yo qué voy a hacer y me quedo sin respuesta. Cuando en realidad debería haber dicho: no lo sé, pensaba que iba a quedar contigo.
Dice que ya me llamará. Y de lo que tengo ganas es de apagar el teléfono. Es una forma de no estar esperando una llamada que no va a llegar. Yo decido que no va a llegar y así evito esperarla. Pero al final es una trampa, venzo la tentación de borrar su número. No me importa tanto como para eso.
Pero es todo mentira.

Tenemos pendiente una conversación que defina qué estamos haciendo después de tantos meses. Creo que él lo sabe y por eso evita el encuentro. Supongo que debería tomar una decisión.

lunes, 16 de marzo de 2009

Como una cabra

Así estoy. Hoy he borrado su número del móvil. No nos hemos visto y apenas hemos hablado porque estaba rodando de noche. Y... me rallé y borré su número. Sabía que lo tenía por ahí, no era un castigo hacia él. Era una forma de evitar llamarlo, para no sentir que lo persigo.
Lo único positivo del tema es que como sé que son mis neuras, pues me abstengo de montar bronca al otro, me la como yo solita con patatitas. Y cuando me ha llamado, pues yo tan simpática, aquí no ha pasado nada.
Dios, esta doble personalidad me está matando...

domingo, 15 de marzo de 2009

Distorsionando

Cuando le dije a mi psi que ya no tenía parámetros, que ya no me podía fiar de mí misma porque distorsionaba la realidad, dijo que al menos ahora era consciente...
Antes enseguida pensaba: pasa de mí, y entonces yo pasaba más, era la más chula del barrio, la tía más chunga y ahí te quedas.
Ahora espero y sufro. Sufro porque no sé si pasa de mí o todo está en mi mente. No sé que es lo que puedo exigir, así que no pido nada. Permanezco esperando, a ver qué pasa.

Ante ayer soñé que estaba en un balcón y mi ex pasaba por debajo. Yo le escupía y me escondía. Me daba un ataque de risa que tenía que sofocar. Él miraba hacia arriba y sabía que era yo, así que me hablaba por el interfono. Sabía que le estaba escuchando, decía que quería verme, que cuando yo estuviese preparada. Yo permanecía agazapada y sentía vergüenza por haber escupido, por haberme escondido, por no ser capaz de responder.

T. vino el Viernes. Hemos pasado juntos 4 noches dese entonces. Y cada dos por tres creo que ahora sí, ahora sí que sí pasa de mí. Es agotador y en absoluto práctico estar así. Supongo que debería hablar con él y saber dónde estoy, pero él es la indefinición por definición. A menudo tengo ganas de mandarlo a la mierda, simplemente por no seguir en esta dinámica, por no enfrentarme a algo que llegue a ser una relación.

El otro día, después de hacer el amor, después de fumar un peta, me di cuenta de que cada vez me gusta más y se lo dije. Y que no podía controlarlo y eso no me gustaba. Que tenía ganas de salir corriendo en dirección opuesta. Miedo, mucho miedo. Él me dijo que se levantaba en 3 horas, que estaba todo fumado y que esto era algo como para sentarse a hablar.
Yo me puse chula: no le estaba pidiendo que me dijera nada. Simplemente me había dado cuenta de que el hecho de que la relación con mi ex acabase como acabó me había marcado, aunque en principio yo pensaba que no.

No nos hemos visto en todo el fin de semana. Sí, él estaba en un rodaje, pero hoy sólo era un plano. Así que ni idea. Debería llamarlo, debería esperar hasta el infinito y más allá.
Debo hacer mi vida y si aparece ya aparecerá.
Si tan sólo supiera dónde estoy...

lunes, 2 de marzo de 2009

y vuelve...

Después de romper con mi ex, peregriné por varios pisos hasta encontrar un lugar para mí. Tengo que decir que el sitio está muy bien, que he mejorado (obviando que tengo que compartir).
En uno de ellos estuve tres meses y tuve a T. como compañero de piso. Cuando llegué allí yo estaba literalmente hundida. Nos fuimos haciendo amigos, así sin prisa, poco a poco. Nos contábamos nuestros ligues, veíamos la tv después de cenar. Compartíamos dulces en los momentos de hipoglucemia...
Un par de meses después de que dejara el piso, era verano, quedamos una Sábado y simplemente sucedió. Acabamos en su casa (antigua casa mía) de nuevo compartiendo dulces y petas frente al televisor a las 10 de la mañana. Creo que no fue hasta un par de horas más tarde que acabamos liándonos. Y tuve que tomar la iniciativa, además. Hicimos un intensivo y no volví a mi casa hasta la tarde del Martes. De locura, con desmayos por inanición por mi parte incluídos.
La cosa fue evolucionando bien rara y unas semanas después se fue de la ciudad para un par de meses. Yo insití en cortar contacto, en cada cual su vida. Pero él llamaba y llamaba. Y así lo que iban a ser 2 meses se convirtieron en 6 meses (medio año!) de relación telefónica. Con un intensivo una vez al mes.

El Viernes vuelve a la ciudad. No sabe si será por un mes o algo más. Y yo, optimista por naturaleza, creo que en breve volverá a marcharse y habrá que tomar una determinación. Y que como siempre no habrá perdices ni felices.

domingo, 22 de febrero de 2009

El otro día, así sin más, me di cuenta de que no me gustaba la dinámica con T. Él siempre anda diciendo que me va a llamar. Entonces cuando no me llamaba yo me sentía abandonada. Y cuando por fin llamaba estaba cabreada. Yo tenía la sensación de que él, compulsivamente, decía que me iba a llamar. Un día llegó a mandarme 3 mns en los cuales aseguraba que hablábamos a la noche. Y no llamó. Y yo me cabreé.
Entonces, al día siguiente, chateando por facebook... lo primero que hace es preguntarme si estoy enfadada.

Y se me enciende la bombilla, y recuerdo...
Hace años salí con un chico, A. Él tenía una historia familiar dura, donde todos habían ido muriendo, como en la canción de los diez perritos. En su día achaqué todo lo marciano de la historia a sus problemas. Pero! el otro día me doy cuenta de que A. siempre, siempre, siempre andaba con miedo de que yo me enfadase. Decía que se iba el fin de semana. Y yo esperaba que diera alguna señal de vida. Estaba fuera de la ciudad, ergo ya avisaría cuando volviera. Y llegaba el Lunes y yo seguía sin saber de él.
Uno de esos Lunes, un amigo me pasó a buscar por el trabajo y fuimos a tomar algo. Y al rato aparece A. en el bar, borracho como un piojo, preguntándome si estaba enfadada y diciendo que le daba mucho miedo (!)

Haciendo un flashforward veo que oh oh, estoy repitiendo toooooda la historia. Y decido cambiar de dinámica.

Recuerdo que cuando salía con A. constantemente buscaba pruebas que indicaran que no me quería. Al más mínimo indicio me rebotaba: si él pasaba de mí, yo pasaba más de él.
Bueno, que básicamente lo puteaba sin cesar.
Esto lo veo ahora, con la distancia, pero en su día me parecía que mi comportamiento era de lo maaaaaás coherente (sí, sí, tal cual).

Y veo que con T. la historia se repite. Todavía no ha llegado a la magnitud de A., al fin y al cabo T. está casi en la otra punta del país y la relación es telefónica. Pero ahí vamos...
Y para cambiar decidí no enfadarme, pero de verdad. No como cuando digo que no con la boca pequeña. Si me apetece llamarlo lo llamo, si en ese momento no puede hablar lo entiendo. Si me pregunta si a la noche hablamos le digo que sí, que lo intentamos...

En unos días vuelve a Barcelona. Por una parte me muero de miedo, pero por otra me niego a pensarlo. Ya se verá.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Una "especie de "

En el post anterior casi mentía. Ando con una especie de relación en la distancia. La llamo "especie de" porque es indefinida. Y lo llamo casi mentir porque al indefinido le dije que estaba empezando a querele. Es una manera evasiva de decir "te quiero", intentando no arriesgar.

Lo malo de ser consciente del miedo a que te dejen tirada es que de repente se pierde la medida de las cosas. Por ejemplo, yo le digo a T. que estoy empezando a quererle y él sólo es capaz de decir que no sabe, que está a gusto conmigo y que quiere seguir viéndome.

Si esto hubiese sucedido antes de ser tan consciente de mis neuras, pongamos hace un año, lo habría mandado a la mierda: no sabe = no me quiere.
Pero, ahora soy consciente, primero lo mando a la mierda, después reflexiono y reculo. Lo vuelvo a aceptar, pero ya completamente perdida. ¿Hasta dónde se puede aguantar una indefinición? Va para siete meses de hacer el canelo...

Esta dinámica se multiplica hasta el infinito y más allá. Si no llama, ¿es porque pasa de mí o porque me toca a mi llamarle? ¿si yo le llamo dos veces seguidas es demostrar demasiado interés? ¿le mando un mensaje? lo escribo y lo borro a continuación.

T. me dijo al respecto que si le apetecía llamarme, me llamaba. Que si se acordaba de mí me mandaba un mensaje. Y a este tipo de afirmaciones es muy fácil darles la vuelta, así que mejor ni lo intento.

De repente me encuentro con que debo cambiar el comportamiento de años y no es fácil, no es nada fácil reinventarse un nuevo código de valores...

miércoles, 4 de febrero de 2009

El primer novio

Apareció, como todos los que vendrían después, como de la nada. Él me había visto por los pasillos de la facultad, yo ni siquiera sabía que existía. Después de la primera semana juntos, me desperté a su lado y le solté a bocajarro: creo que te quiero
...
...
...
Pobre, me dijo que no él no sabía. Y yo empecé a tragar mis lágrimas. Me armé de valor y le dije que yo no podía estar con alguien que no me quería y que era mejor dejarlo. Recogí mis cosas y me fui.
Desde el principio apuntando maneras de drama queen.
Un par de días más tarde me llamaba para que volviésemos juntos.
Tras un par de rupturas más y unos cuantos meses la historia acabó. Y yo me juré a mí misma no volver a decir te quiero. Juramento que rompí una década más tarde por el tipo que me la pegaría con otra en mi propia cama.
Pero eso es otra historia.

martes, 3 de febrero de 2009

ABANDÓNICA

Hoy, por primera vez me calificaron, es decir, me dieron un adjetivo calificativo. Mi analista me dijo al hilo: No puedo hacer una valoración, puesto que eres ABANDÓNICA.
Hice como que no procesaba, pero me dejó perpleja.
Así pues soy una abandónica, así con acento en la "o", que si no puede sonar a abandonica cobardica, por ejemplo.
Y como siempre: poner nombre al problema no lo soluciona.
Voy a intentar verle el lado gracioso al asunto, como siempre hago. O como dice él: cuando sonríes, es que algo va mal. Así que a sonreír como una loca, que es gratis.